Los resultados señalan que en la actualidad es necesario seguir trabajando en la mejora de la proyección de la imagen de las personas con discapacidad y las diferentes discapacidades a través de los medios de comunicación y las diferentes vías de información y proyección de su imagen pública. La discapacidad aparece infrarrepresentada en los medios de comunicación y frecuentemente asociada a aspectos negativos, es decir, se proyecta una imagen social que estigmatiza a las personas con discapacidad e incluso a sus familias.
Asimismo, el informe contempla que el lenguaje utilizado para referirse a la discapacidad suele ser erróneo, o se asocia a este colectivo con dos representaciones ajenas de la normalidad, es decir, como una carga o como personas excepcionales.
No obstante, en el documento se destacan una serie de recomendaciones para la mejora de la imagen publica de las personas con discapacidad como hacer visibles las actitudes negativas que limitan la aceptación y la integración de las personas con discapacidad en la sociedad; aumentar la visibilidad de las personas con discapacidad desde su propia voz, en primera persona y desarrollar estrategias de sensibilización en población más joven, ya que podrían funcionar mejor que en población más adulta, donde es más difícil cambiar actitudes ya influenciadas por la norma social.
También recoge estrategias como mostrar experiencias de padres y madres de niños y niñas con discapacidad intelectual, destacando esta experiencia vital desde la normalidad y transmitiendo una imagen real; así como promover actitudes positivas en gestores y empleadores, ya que se ha demostrado que empleadores con actitudes positivas hacia las personas con discapacidad pueden ser más propensos a contratar a una persona con discapacidad que empleadores con actitudes negativas.